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¿Cómo gestionar la procrastinación a nuestro favor?

by

Alejandra Guillén

| May 31, 2024

La procrastinación es un desafío común para muchos profesionales. Pero, ¿qué pasaría si te dijéramos que puedes convertirla en una herramienta a tu favor? En lugar de verla como un obstáculo, te mostraremos cómo usarla para potenciar tu productividad y creatividad en el trabajo. La procrastinación, generalmente vista como una barrera para la productividad, puede transformarse en una herramienta poderosa cuando se maneja estratégicamente. Aunque la palabra "procrastinación" suele tener una connotación negativa, en ciertos contextos puede ser beneficiosa, mejorando la calidad de nuestras decisiones y nuestra productividad en general.

Imagina que tienes una tarea importante que requiere una toma de decisiones significativa y debe entregarse en dos semanas. En lugar de abordar la tarea inmediatamente, puedes dedicar tiempo a recopilar toda la información relevante y reflexionar sobre las posibles opciones. Esto permite que tu mente procese la información de manera subconsciente. Mientras procrastinas, puedes centrarte en tareas menores o de rutina que también necesitan ser hechas, manteniendo así tu productividad alta y tu lista de pendientes en orden. Durante este período de procrastinación estratégica, las ideas y posibles soluciones se desarrollan en tu mente. A menudo, la solución o decisión correcta se vuelve más clara después de un período de reflexión indirecta. Además, procrastinar de manera estratégica puede reducir el estrés inmediato asociado con la toma de decisiones, permitiendo un enfoque más calmado y racional cuando finalmente abordas la tarea. La procrastinación también puede dar lugar a una explosión de creatividad, ya que tu mente busca soluciones novedosas al problema mientras aparentemente no estás haciendo nada. Cuando finalmente enfrentas la tarea, tienes una visión más clara y una mejor comprensión de las opciones disponibles. Has completado otras tareas menores y has permitido que tu mente procese la información de manera más eficiente, lo que te lleva a tomar decisiones más informadas y creativas, mejorando el resultado final.

La procrastinación activa, por ejemplo, implica utilizar el tiempo para trabajar en proyectos secundarios en lugar de evitar completamente las tareas. Este tipo de procrastinación puede resultar en una mayor productividad en áreas que también son importantes. La procrastinación positiva, por otro lado, nos permite tomar pequeños descansos para actividades recreativas que nos relajan, rejuveneciendo nuestra mente y cuerpo y preparándonos para abordar la tarea principal con renovada energía y perspectiva. Además, podemos utilizar el tiempo de procrastinación para reevaluar nuestras prioridades, reconsiderando la importancia relativa de las tareas y ajustando nuestro enfoque según sea necesario. Implementar técnicas de gestión del tiempo, como la técnica Pomodoro, donde trabajamos en intervalos cortos con descansos regulares, también puede ser beneficioso. Durante los descansos, podemos permitir que nuestra mente divague, lo cual puede llevar a nuevas ideas y soluciones.

En conclusión, la procrastinación, cuando se maneja estratégicamente, puede ser una herramienta útil para mejorar la calidad de nuestras decisiones y nuestra productividad general. La clave es utilizar el tiempo de manera que aún avancemos en otras áreas y permitamos un período de incubación para que surjan ideas y soluciones óptimas. La próxima vez que te encuentres postergando una tarea, considera cómo puedes hacerlo de manera estratégica para aprovechar al máximo ese tiempo. Conviértete en un maestro de la procrastinación estratégica y transforma este hábito en una ventaja para tu vida profesional y personal.